Esta película no solo es un regreso triunfal para Miyazaki, sino que también destaca por su dirección magistral, personajes cautivadores y la exploración profunda de temas universales.
Escribe: Jose Carlos Torres
"El Niño y la Garza" marca el esperado regreso de Hayao Miyazaki y la última joya del renombrado Studio Ghibli. La película, protagonizada por Mahito Maki, nos sumerge en un viaje fantástico que va más allá de los límites de la realidad, explorando la pérdida, el cambio y la búsqueda de un significado en la vida.
La historia comienza cuando Mahito, un joven afligido por la pérdida de su madre, se encuentra con una garza parlante que lo transporta a un mundo desconocido, se pudo sentir algo de referencia a “Alicia en el país de las maravillas”. La promesa de recuperar a su madre fallecida desencadena un relato que destaca por su riqueza emocional y la exploración de la condición humana.
La animación de la película es una obra maestra en sí misma. Cada escena, desde el cautivador inicio hasta el último fotograma, exhibe una fluidez y composición visual que superan las obras anteriores del estudio. La utilización creativa de colores y sombras en la escena inicial, donde Mahito corre hacia su madre, demuestra el nivel de detalle que define a esta película.
La banda sonora, compuesta por el maestro Joe Hisaishi, complementa magistralmente la narrativa. Cada pieza musical captura a la perfección la esencia de cada escena, ya sea tensa, melancólica o llena de alegría. La combinación de la música con la animación eleva la dirección de la película a un nivel que destaca incluso entre las obras maestras de Studio Ghibli.
Los personajes de "El Niño y la Garza" son fascinantes y complejos. Mahito y Himi, en particular, son desarrollados con profundidad, explorando sus traumas y reacciones de manera conmovedora. Incluso los personajes secundarios, como Kiriko, Natsuko y el padre de Mahito, están lo suficientemente bien definidos como para contribuir significativamente al elenco.
El filme, sin embargo, muestra ciertas debilidades en su trama. Aunque la narrativa es cautivadora, algunos personajes de apoyo carecen de caracterización, y la segunda mitad presenta un ritmo acelerado que deja algunas ideas subdesarrolladas. Estos elementos, aunque presentes, no logran opacar la calidad general de la película.
Lo que realmente destaca en "El Niño y la Garza" es su tema central: la búsqueda de cómo vivir adecuadamente. Mahito, en medio de la tragedia y el cambio, lucha por comprender esta idea, enfrentándose a desafíos que resuenan con la audiencia. La conclusión final, donde acepta el cambio y decide seguir adelante, es conmovedora y ofrece una respuesta poderosa a la pregunta central de la película: "¿Cómo vives?".
A pesar de sus pequeños defectos, "El Niño y la Garza" se alza como una de las mejores obras de Studio Ghibli. Esta película no solo es un regreso triunfal para Miyazaki, sino que también destaca por su dirección magistral, personajes cautivadores y la exploración profunda de temas universales. Para los fanáticos de Hayao Miyazaki, "El Niño y la Garza" es una experiencia cinematográfica que no debe perderse, dejándonos ansiosos por descubrir cómo superará este maestro en su próximo proyecto.